Betuel Bonilla Rojas: Uno de los momentos más importantes del Taller "José Eustasio Rivera", Renata Neiva, lo constituye el hecho de que los talleristas se enfrenten solos al hecho escrito. Varias estrategias sirven de estímulo para el despertar de esta creatividad. Entre éstas, las descripciones se convierten en disparadores efectivos. En esta ocasión, los talleristas, apelando sólo a la efectividad de la imagen, intentan hacer sentir al lector emociones que provienen únicamente del lenguaje. El disparador es el siguiente: "El mellizo era un tipo que metía miedo". Y aquí va un intento, bastante afortunado, de uno de los nuevos escritores.
EL MELLIZO
Inexpresivo y huraño. Así es el mellizo. Dos pronunciadas cicatrices en la mejilla izquierda dan la apariencia de una cruz invertida. Parece no haberse enfrentado nunca a un corte de cabello. Una cobra tatuada en su brazo derecho habla por él. El pueblo procura no tropezárselo. Según cuentan, llegó al poblado luego de la muerte de su hermano. En las noches camina en dirección al arroyo. Una sábana negra y una antorcha lo acompañan. Unos cuantos gatos lo siguen. A su paso, no se distingue más que la sombra de los árboles. Un chirrido áspero y estrepitoso anuncia que está de vuelta, a pesar de que siempre camina descalzo.
Inexpresivo y huraño. Así es el mellizo. Dos pronunciadas cicatrices en la mejilla izquierda dan la apariencia de una cruz invertida. Parece no haberse enfrentado nunca a un corte de cabello. Una cobra tatuada en su brazo derecho habla por él. El pueblo procura no tropezárselo. Según cuentan, llegó al poblado luego de la muerte de su hermano. En las noches camina en dirección al arroyo. Una sábana negra y una antorcha lo acompañan. Unos cuantos gatos lo siguen. A su paso, no se distingue más que la sombra de los árboles. Un chirrido áspero y estrepitoso anuncia que está de vuelta, a pesar de que siempre camina descalzo.
Néstor Enrique Sánchez Arias
No hay comentarios:
Publicar un comentario